Cuentos y tecnologia

miércoles, 24 de marzo de 2010

No hago tríos

Era como un juego de verdad o reto improvisado mientras paseábamos por la ciudad: en algún momento, el reto fue que ella le preguntara a una prostituta de Marina y Sullivan "cuanto"y la verdad pensé que no lo haría.
-No hago tríos- respondió la chica, que se sentía la más guapa de la cuadra, por buenas razones.
-Ella solo va a ver, eso acordamos; Me fue infiel y esto es para ponernos a mano- se me salio decir, sin saber de donde había venido (no exactamente: el jugo de atrevimientos ya nos previo nos puso a comer gusanos más temprano esa tarde, a lavarme el pelo con agua de un escusado y a ella a besar a un perrito) a lo que la chica se quedo pensando y después de un minuto respondió: $800.

Para honrar a mi querida maestra de economía, diré que en ese momento se podían comprar mas o menos 14 big macs por ese dinero... y que lo tenia en mi pantalón por una coincidencia que en ese tiempo parecía providencial.

Ahora bien: la chica en cuestión era muy atractiva, mucho más atractiva que mi acompañante, en realidad, pero no tenia yo la intención de acostarme con una desconocida, en realidad, mi interés en ese momento era mi compañera de juegos. Mi interés era tan profundo (le llamarían enamoramiento) que no me hubiera atrevido a pedirle como se debe que me acompañara a un hotel ni bajo el influjo del alcohol, que por otro lado, nunca tome en su presencia.

Pero como a los dos nos gusta lo complicado (o nos gustaba) ahí estábamos: apretándonos la mano el uno al otro, mientras la piru (como les llama ella) hacia un eterno strip tease que según nos contó, la ha hecho famosa, va incluido y es seguro provocaría que se le antoje a ella, pero no, de eso ni madres (SIC), por que tenia novia y si se acostaba con otra se encabronaba.

Y mi acompañante que ya para entonces se había dado cuenta de que estaba a punto de echarme para atrás, sin esperanzas de recuperar el dinero, le pidió que primero me besara el pecho, pensando que a eso a lo mejor si me animaba y ya luego nos escapábamos, pero yo puse tanta resistencia a que me desabotonara la camisa, que piru de lujo desesperosé y metiosé al baño.
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