Cuentos y tecnologia

sábado, 7 de noviembre de 2009

Pruebas Recientes

Agradeceria mucho sus criticas y sugerencias, ademas de un buen nombre para este cuento que provisionalmente se llama:

Pruebas recientes

Creo que Johana ha enloquecido.

Hoy le conté que mis mejores romances han sucedido sólo en mi cabeza. Empezó a desvariar acerca de un idilio entre una neurona disidente que había escapado por su oreja con la idea de recorrer el mundo, pero que se encontró a su salida con un piojo algo afeminado viviendo en el lado derecho de su cabeza (los piojos discriminan violentamente a los afeminados y los exilian a las cercanías de los oídos) y se había enamorado a primera vista.

Olvidando todos sus planes, se acercó coqueta al piojo, que pese a su feminidad (o quizás debido a ella) le correspondió incondicional a la pequeña enamorada, y tomándola de la mano la llevó a mirar el ocaso desde la cabeza de Johana. Esperó el momento justo para que el aparecer de la primera estrella de la tarde coincidiera con su tierno primer beso.Ella lo contempló y se extendió franca a la luz de la luna para que él descubriera la transparencia de su ser.

Pasaron semanas de tierno idilio que se interrumpió cuando Johana veía una película en el Playboy Channel: en la mente del piojo surgió una duda ¿Seria el momento de llevar mas allá su relación? El se sentía contento (faltaban varios días para su época de apareamiento) pero empezó a cavilar sobre lo que ella quería, si es que lo deseaba y si terminaría por perderla por no complacerla en ese plano. La idea de que lo dejara por otro piojo menos afeminado, le retorció de dolor tres de sus estómagos… así que deslizó su séptima patita con mucha suavidad por la dentrita más sensible de su pareja.


Las cosas en un principio salieron magníficamente: la excelente lubricación de la neurona cubrió de mielina el cuerpo del pequeño y tierno piojo, que por no estar en época de apareamiento, dedico mucho tiempo a los primeros movimientos del amor, saltando alegremente alrededor de su amada neurona. (Johana no quiso contarme el resto de los detalles peludos ocurridos en su cabeza, pero dice que se la pasaron bastante bien)



Por desgracia, concluida la función doble de Playboy, Johana decidió cambiar a Discovery, donde la exhausta pareja descubrió que las neuronas NO podían reproducirse.

Y quiso la suerte que la neurona viajera tuviera arraigados varios prejuicios morales que contrajo durante unas vacaciones en el cerebelo, así que la idea de que lo que estaban haciendo no tenía fines reproductivos la horrorizó al grado de huir al otro lado de la cabeza, donde los malvados piojos le tenían jurada muerte al pequeño piojo afeminado, que no pudo seguirla.


Jura Johana que la historia tuvo al final un feliz reencuentro, esta vez de la mano de la revista del CONACYT.

Yo, aun dudo de su integridad mental, por que si bien es cierto que estudios recientes han demostrado que las neuronas pueden reproducirse, tengo entendido que sólo lo hacen en condiciones muy sospechosas de acidez...
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